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La Gran Vetusta Sidrería


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La Gran Vetusta donde la sidra y la comida se funden en una tradición.

La sidrería La Gran Vetusta (Oviedo, en palabras de Clarín) es un restaurante tranquilo y acogedor, de ambiente rústico, situado en el casco antiguo de Oviedo, a dos pasos de la Catedral.

La Gran Vetusta está llamada a ser uno de los establecimientos emblemáticos de la hostelería ovetense por su ambiente tradicional, su mimada cocina y su privilegiada ubicación en zona peatonal en pleno caso antiguo.

Su terraza añade la posibilidad de saborear los mejores productos asturianos al aire libre en uno de los rincones más pintorescos de la ciudad.

Cuenta con una zona de sidrería donde disfrutar con amigos de momentos únicos, y un salón para deleitarse con las especialidades que se cuecen en sus fogones.

Origen del nombre

Recreación literaria de Oviedo, «la muy noble y leal ciudad, corte en lejano siglo», capital del Principado de Asturias en la que Clarín lo hizo todo menos nacer, el nombre de Vetusta se convirtió desde el momento de la publicación de La Regenta en el nombre secreto, burlesco e irreverente de la ciudad asturiana. En castellano, «vetusta» significa vieja, anticuada —y aquí, por extensión, conservadora—, Otro dato es el nombre latino de la ciudad, Ovetum.

Parece claro que el origen literario del topónimo fue anterior a la redacción de la novela, pues como tal aparece en El diablo en semana santa, relato breve en uno de cuyos pasajes puede leerse cómo se acerca el diablo a «la ciudad vetusta», «una ciudad muy antigua, triste y vieja, pero no exenta de aires señoriales y de elegancia majestuosa».

En ese escenario, del que Clarín fue vecino la mayor parte de su vida, transformado en materia novelable, matan el tiempo sus habitantes entregados a la hipocresía y la falsa religiosidad, la represión y los convencionalismos. En ese marco se encuentran y se enfrentan como diminutas víctimas sus personajes protagonistas: el femenino, Ana Ozores, y su no menos trágico partenaire, Fermín de Pas. Pero más allá de los personajes de carne y hueso, sobresale para muchos críticos el envoltorio de la ciudad. El propio Clarín pareció definir su propósito cuando dejó escrita esta pregunta: «¿no puede ser protagonista de un libro un pueblo entero?».

La histórica respuesta de la ciudad de Oviedo se dio a conocer a través de una carta condenatoria del obispo Ramón Martínez Vigil, que publicó el 25 de abril de 1885 en el Boletín Eclesiástico. Clarín contestó a esta carta en la revista Madrid Cómico.